martes, 18 de julio de 2017

La chica del balcón


No soy un acosador, soy un curioso que cada mañana mira el balcón del piso 6 esperando verle allí, en su palacio mental y fábrica de arte, su fuente de inspiración, el punto de encuentro de musas matutinas que dan el punto de partida para un nuevo día, una nueva visa, un nuevo universo; Acurrucada en la esquina, contemplando a aquellos que van y vienen, las faldas, las camisas sueltas, los colores de cabello, los animales, los tantos animales. Mirando sonrisas, bostezos, compañías y soledades, complicidades y nerviosismo, afanes e indiferencias.

Todo cabe en tu mirada, todo pasa y se va, es efímero, intrascendente, esporádico y fugaz, todos menos tú.

Nos plasmas en un lienzo que no acabas jamás. Miras al cielo y preguntas por los colores que utilizarás, te sientes superior por abarcarnos a todos, te obsesiona la perfección de tu obra, la ligereza de tu trazado.

Me observas, desvío la mirada a una falda, me desapruebas, la falda me desaprueba.

Por observar a la falda, por observar a la chica del balcón.




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