Aquí estamos de nuevo amigo; escribiendo en uno de esos días
en que las letras fluyen por los poros como maremotos y olas que se estrellan
contra las rocas, días en los que sale lo que soy: Un escritor ocasional
impulsado por sus emociones, un escritor de momento, del instante.
Escribo hoy porque mi mundo emocional se ha visto
curiosamente estimulado de la forma en que me gusta se estimule: Con películas,
con historias para identificarme, con situaciones cotidianas; se ha estimulado
con la realidad. Perdón si la expresión ‘estimulado’ le da un aura de
sexualidad pero considero que es el término adecuado. Y no, tranquilo, de sexo
no hablaré, pero sí puedo decir que tuve y no tuve, más bien que hice el amor,
bueno, que hice el amor y no fui capaz de hacerlo. ¿Ve por qué escribo? Escribo
porque me dio la maricada, eso.
No sé si plasmar éste escrito en un escenario en el cual
estoy frente al espejo, miro más allá de mi ser corpóreo y empiezo a escribir,
o si dejo que el inicio de mi texto diga “Querido diario”, anoto una fecha
cualquiera y simulo el paisaje de un hombre escribiendo una carta o un diario.
Vamos a dejarlo así y ya miramos cómo termina el texto ¿Te parece adecuado
querido lector? (Bueno, ahora estoy llevando éste párrafo a un tipo de texto en
el cual interactúo con un lector del que posiblemente ignoro su identidad y que
quizá no quiera) Creo que quiero poco, creo que debo querer más y querer mejor.
Ya tienes una pequeña confesión y un motivo para comprender lo incoherente e
impulsivo que estoy en éste momento.
Me llamo Alejandro Valencia, y si me conoces quizá sepas que
soy un melodramático en exceso, alguien quizá sensible, tal vez paranoico,
opuestamente también soy frío, calculador y cruel ¡Pero loco no estoy! Y hoy te
cuento que soy un hombre capaz de lidiar con sus frustraciones emocionales y su
conformismo profesional, pero carente de fuerza al momento de estabilizar sus
sensaciones emocionales y profesionales cuando se encuentran alteradas al mismo
tiempo. Alteradas de la forma en que lo están ahora.
La verdad es que estoy en mis días y me siento como un
marica.
Te cuento apreciado lector que he perdido una batalla en la
guerra que se llama vida; dicen que cada experiencia (Buena o mala) nos ayuda a
crecer y a forjar nuestro carácter…Bueno, el que dice eso soy yo cada vez que
alguien está en problemas, pero como cada ser humano promedio, soy excelente
dando consejos a los demás, pero incapaz de aplicar los mismos consejos y las
mismas palabras en mi…Pensé en escribir que soy impotente, pero eso abriría una
cicatriz delicada, de esas en las que la comparación se muda de forma permanente
a tus entrañas y se ríe de forma cruel e inhumana a cada error tuyo, de esas
que señalan, juzgan y se niegan a partir, de esos fantasmas a los que cada uno
le da importancia, yo lo volví más gigante que Goliat.
He perdido, perdido a personas importantes. Todo viene y va;
y más lo que fácil vino, eso fácilmente se va. El ámbito amoroso y el ámbito
laboral se encuentran cargados de visitantes
con pases de estadía cuya fecha de vencimiento no está anunciada para
ninguno de los dos, pases que caducan sin previo aviso, sin una luz roja
parpadeando continuamente pidiendo una renovación…Y los pases vitalicios muchas
veces no compensan las expectativas impuestas en esa experiencia temporal.
Hola de nuevo, me llamo Alejandro Valencia y ¡Dios! ¡Mataría
por una bolsa de pan desocupada para poder gritar groserías y que la bolsa se
infle y se infle! Quiero un saco de boxeo, sí, quiero un saco de boxeo, quiero
una botella que pueda apretar hasta cortar mi mano, sí, quiero una botella que pueda
apretar hasta cortar mi mano…No quiero cigarrillos, no, a esos hijueputas les
cogí miedo desde que me hicieron lo que me hicieron la última vez que los
busqué.
Sexo no quiero, no se me pararía el miembro aunque tuviera a
Jennifer Aniston frente a mí, la única mujer que ‘me pone’ en éste momento fue
rechazada por mí y estuvo llorando bastante ayer. ¡Pero vaya que me muero por
acostarme con ella! ¡Joder!
Alcohol no me recomienden…Esa mierda solo trae dolores de
cabeza, ¿para qué quiero trago si ya me puse patético estando sobrio?
¡La música no se toca! Que si no es por ella no estaría
tampoco tan inquieto y las palabras ridículas e incoherentes no surgirían de
las yemas de mis dedos. Además, se supone que esta semana debo escuchar
solamente a La Oreja de Van Gogh porque vienen a un concierto el viernes y yo
estaré en primera o segunda fila… ¿Me cree si le digo que no tengo ninguna
emoción al respecto? Sí, mi banda favorita viene a concierto en 3 días y a mí
no me importa
-Solo quiero llorar y jugar videojuegos – dijo Isaac en ‘Bajo
la misma estrella’ (The Fault into our stars) Y adivinen qué: Mi consola Nintendo
no está en las mejores condiciones para ser utilizada y yo no tengo en éste
momento los recursos suficientes para costearme un nuevo cartucho
Esto me lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué es tan
importante el dinero? Quiero salir corriendo, quiero comprarme mil cosas,
comerme un montón de helado de chocolate mientras lloro ridículamente viendo
una película romántica y lamentarme por ser tan patético. Quiero hundirme y
provocar lástima para poder salvarme después. ¿Pero quién puede salvarlo a uno?
A propósito… ¿Cómo se puede salvar una vida que puede estar
a punto de perderse? ¿Cómo mantienes viva una llama que está por extinguirse?
¿Cómo puedes saber si estás haciendo lo suficiente o lo necesario para salvar a
una persona? Si te encierras en tu habitación y te hundes en un rincón ¿Quién
te salva?, si vas por la calle y sufres el ataque de alguna enfermedad ¿Quién
te salva? ¿Existen este tipo de superhéroes capaces de salvar vidas? ¿O esos
solo son un invento de algún diseñador gráfico con habilidades para dibujar
capas que se ven ‘cool’ con el viento?
Llevo más de mil palabras en éste texto y no he dicho nada
coherente, escribo esto en mi trabajo y bueno, ya ven, me estoy exponiendo,
solo queriendo escribir, mejor dejarlo hasta aquí por ahora, hay un dicho que
menciona algo así como que uno muere por su lengua, ¿O que el pez muere por su
boca? Alguna mierda de esas.
El caso, ya estoy muerto, y no se me ha quitado la maricada.
Gracias lector.