jueves, 26 de septiembre de 2013

Domesticación

Bastó con ver los titulares de varios periódicos durante toda la semana para ver que no nos estamos haciendo bien… ¿Cuándo fue la última vez que leíste un diario cuyos titulares fueran noticias positivas? Es más… ¿Alguna vez viste un diario donde todos sus titulares fueran positivos? Yo tuve esa fortuna, al menos eso creo.

¿Y por qué no nos hacemos bien? ¿Por qué convivimos pacíficamente con esta tradición del ‘yo por encima de todos’…del ‘todo vale’?

Lo primero en lo que pienso es que se debe al carácter individualista que forjamos desde niños dejando a un lado la concepción de bien o mal…Los niños son crueles porque son sinceros, pero en su sinceridad no miden el daño que ocasionan sus palabras, se burlan y discriminan a otros niños…No se dan cuenta de ese mal.

Una vaga imagen viene a mi mente, tenía 6 o 7 años tal vez…Unos niños jugaban a tirar un pequeño pollito lo más alto posible, dejando que cayera al suelo… Lo próximo que recuerdo es estar buscando cinta con un amigo para ‘pegar’ la patica caída del pequeño animal que lastimaron esos chicos. Tal vez mi mente reprimió/suprimió lo demás. Puede que sea mejor así…Ya ven, esos niños no midieron ese mal.

¿Cómo transmitir a niños los principios y valores fundamentales para nuestro bienestar social?
Esta semana se han registrado, cuanto menos, 3 muertes causadas por enfrentamientos entre hinchas de diferentes equipos del fútbol colombiano, y pregunto… ¿Dónde quedó el respeto por las diferentes formas de pensar, vestir, por las diferentes creencias o simplemente los gustos musicales? ¿A esos asesinos se les inculcó ese respeto?...Seriamente lo dudo. Y no, la culpa de esas muertes no es del fútbol, como la sociedad piensa.



Vaya a una iglesia, me animo a decir que en el 90% dicen algo como: “La verdad está aquí, en este templo…Si está con nosotros, se salvará…Fuera de estas puertas todos están condenados y todos deberán sufrir por no creer en esta verdad”.

Vaya a un concierto que reúna diferentes artistas y géneros musicales, verá como cada banda y cada cantante es abucheado desde diversos sectores del público asistente…No podemos convivir con un ideal diferente al nuestro.

Hemos cometido errores, enseñamos a los niños la palabra NO. “No hagas, no corras, no grites, no saltes…” nos encargamos de reprimirlos, pero nos olvidamos de cultivar en ellos los fundamentos que les permitan ser agentes de cambio.

Y al crecer creemos auto-educarnos, leemos a un autor, ‘compramos’ su teoría y la defendemos a muerte, pero no comprendemos que si leemos varios autores, obtendremos criterio.


Cerramos nuestra mente al cambio y negamos toda posibilidad de debate, luchamos por imponer nuestro pensamiento y nuestras creencias, ¿de quién es la responsabilidad entonces de todo este mal? No se trata solamente del dirigente que gobierna, porque tú y yo lo elegimos, no es del personaje que  se ‘cola’ en el transporte público, porque tú y yo no hacemos nada para evitarlo…Tal vez la culpa es tuya y mía, tú y yo debemos respetar las creencias religiosas y los gustos del personaje que está a nuestro lado,  tú y yo debemos evitar juzgar a los demás sin fundamentos; tal vez si tú y yo cambiamos nuestro comportamiento, si tú y yo cultivamos el amor propio en nuestros hijos, posiblemente podamos cambiar algo, dentro de muchos años quizás, pero lograremos cambiar algo.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Una carta más

¡Hola!

Hace mucho que no te escribo viejo amigo, no hay que culpar a los años y la distancia de enfriar nuestros corazones, pues sabes que los recuerdos mantienen firme aquellos viejos momentos que pasabas contigo mismo.

Esta vez no serán 43 cartas como la última vez, ya viste que la única que recibiste fue la última que envié, de las otras 42 poco y nada sé…Al menos en esta ocasión la enviaré con alguien que si llegará a tiempo para encontrarte.

El otro día pensé en ti, tenías 10 años y corrías tras un balón, sin arte ni magia ni talento, pero con la estrella polar a tus pies que hizo que patearas al arco en el momento indicado. Vino a mi mente la primera carrera de karts que ganaste adelantando a tu rival en la última curva de la última vuelta...Y si, la estrella polar estaba allí.

Luego, y sin comprender por qué, emprendías un nuevo viaje, siempre el mismo viaje, salías de casa siendo un niño, montabas tu bici, saludabas a la chica del gorro azul, encontrabas tu camino y regresabas luego de salvar al mundo, tomabas un café y el juego volvía a empezar; Algunas explicaciones tendrás que darme ¡Eh!...

¡Ah!...Que no se me olvide: Si, allí seguía tu estrella.


Ahora comprendo por qué dijiste que el desierto guarda agua en su interior, ¿Cuántos años tardé en comprenderlo?



Bien, creo que es todo por hoy, es hora de partir, el mundo vive de prisa y las circunstancias, al igual que España, me acompañan sin querer. ¿Sabes?...No te extrañes si esta resulta ser la primera carta.