lunes, 5 de enero de 2015

Camino del café


22-IX-2014
¡Je! Cupido es un cabrón.


Corazones de amor y amistad, aire puro, fotografías sonrientes y un fondo verde que proyecta la tranquilidad de la naturaleza se perciben al ingresar al Camino del café; la primera parada de un viaje que emprendí desconociendo las sensaciones y consecuencias que pueden traer su trayecto y su destino, y al cual me llevo una gran valija equipada únicamente con una cámara fotográfica, un cuaderno y un bolígrafo. Los souvenires de emociones suelen ocupar demasiado espacio, así que las cosas banales deben quedarse en casa.

Los días previos ilusionan al viajero y su acompañante con el deseo de creer que esta vez sí, que hay cosas que van cambiando, y confabulan con la exigencia y la importancia de los días venideros; la parada se ofrece voluntaria casi inconscientemente en un punto intermedio justo para medir nuestras sonrisas y deseos.

Ilusión


Algún juego lógico-matemático, brownie, helado y café acompañan una tarde de descanso y distracción, y preceden también una tarde noche de pasión y otros deseos, pero esto me lo reservo, porque el encanto y la esencia de un lugar también se encuentran en los secretos que éste conserva.
    

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