lunes, 22 de diciembre de 2014

2014


Pensarán algunos que es un poco precipitado escribir sobre éste año cuando aún no termina. Pero vienen días en los que necesitaré una desconexión de todo, una desconexión de mí, y eso incluye mi blog, así que, ¿Qué mejor para terminar el año que haciendo un balance del mismo? Todos lo hacen, con algún post en facebook, con una botella el 31 de diciembre, con algún amigo; yo lo haré aquí, como introspección, como mirarme a mí mismo, como tratando de ver lo que me impedí notar durante el año.

No se trata de hacer un listado de cosas buenas y cosas malas, de entrada debo admitir que ha sido quizá el año más frustrante, triste, falso y destructivo que he vivido en mucho tiempo. Claro que hubo cosas buenas, maravillosas también, pero efímeras.

- Es que eso es la vida: Coleccionar pequeños momentos de felicidad.

Debemos aferrarnos a ellos y sonreír amablemente, pues son los que atesoramos en nuestro corazón, pero ¿qué se hace con las tristezas y el dolor? La sonrisa instantánea de una cantante no borrará mis complejos, ni siquiera si pienso en ella mientras se presentan, un autógrafo no seca una lágrima; y los libros…Los libros…

El aroma de una nueva página no borra un perfume maldito.

Ojeo las fotografías, quizás ellas me ayuden a encontrar el momento mágico y real. Si, veo mucha magia en varias de ellas, pero también veo el truco que esconden, así que ese momento se pierde; sin embargo algunas quedan, aquellas que parecen utópicas, ya ven, las que yo anhelé que fueran una realidad no me sirven, no me hacen bien.

Pues eso, escribo esto una noche de domingo, cerrando una semana en la que he tenido esa magia que la música provoca y esa sonrisa que un amor platónico dibuja; un cierre regular en el ámbito laboral, un reencuentro con algunas personas que habían partido de mi vida, el sinsabor de descubrir alguna mentira, una emergencia que no debió suceder, el título del mundial de clubes del Real Madrid y mucho insomnio.

Quizá no sea el mejor momento para realizar éste texto, porque no estoy bien, siento que dentro de mi todo lo negativo, lo malo, lo ‘oscuro’ ha tomado el control; aún cuando hace poco pude darle luz y un norte a alguien…Bueno, confieso que eso pude hacerlo gracias a que por un instante me sentí tranquilo, que por un instante tuve motivos para sonreír.

No sé tampoco si éste deba ser mi último escrito del año, ni si deba ser el último escrito de éste blog. Durante la semana escribí un ‘spin-off’ de éste texto, en realidad es un diario de lo que viví en ésta semana, sólo no sé qué tan apropiado y políticamente correcto sea publicarlo, y, tal como están las cosas no se me ocurren otros motivos por los cuales quiera y pueda volver a escribir aquí más adelante.

En fin; debo recordarme  que esto es un balance, lo demás son solo cuentos

Perdón…

Después de intentarlo, de llenarme de dolor, y de ver algunas cosas me es imposible hacer un listado de cosas negativas y cosas positivas, solo me estoy destruyendo a mi mismo; éste año sucedieron cosas que me rompieron, y aparentemente estoy empeñado en destruir los escombros de lo que quedó de mí.

Perdón por intentar escribir un texto y no ser capaz de escribirlo…

Pase lo que tenga que pasar ahora, sé que lo pasaré solo…  Ya no hay un lugar al cual volver, y no hay nadie que pueda brindarme la luz que necesito, ya que éste año hubo un par de momentos en los que estuve mal, sólo recibí apoyo en Mayo, un hombro sobre el cual reposar mi dolor, pero que no me sirve ahora para lo que busco; sé que debo vivirlo solo porque en Abril, cuando estuve mal busqué ser escuchado por alguien a quien no le importé en lo absoluto, y ésta semana le di luz a quien la necesitaba, pero así mismo descubrí que no es alguien que se interese en mi bienestar.

Dicho esto…Me voy, y me voy con el convencimiento de que no me conviene regresar, que no lo merezco. Me voy de un 2014 que hoy me entristece; y de paso me voy despidiendo de un cuarto de siglo que no sabría cómo describir.


Adios.

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