martes, 22 de julio de 2014

Joha


Joha tiene 19 años, ignora las dificultades del mundo, de la vida real. Pero de antemano conoce lo que le espera, la experiencia de los demás le ha servido como preparativo para salir a vivir eso que llaman ‘la vida’, así le dicen quienes día a día están a su lado alentándole.

Joha sabe que le vale más estar sola que mal acompañada, que a su lado deben estar las personas que le aporten a su crecimiento; que le generen seguridad, no aquellas que sean un tormento permanente por sus actos, que la vida pone en su camino a cada persona en el momento indicado, que habrán unos que permanecerán, unos que le harán daño, que requerirá cierto grado de simpatía y afinidad con ellos, que en algún momento partirán, y que ella deberá irse cuando sienta que su lugar no corresponde a las personas que le acompañen, a la persona que esté a su lado.

Sabe también que la felicidad es efímera, que 5 minutos de alegría pueden conllevar años de vacíos e insatisfacciones, que está permitido caer y golpearse, pero que un segundo e incluso un tercer golpe en el mismo sitio serán responsabilidad suya en su totalidad; sabe que de los errores se aprende, y atesora el tener que cometerlos para crecer, sin embargo duda de conocer el punto exacto en que deba dejar de hacerse daño.

Conoce la música, el arte y la magia, entiende el significado que tendrán en su vida. Sabe cómo acompañarles para que la satisfacción sea mayor, entiende que el café no tiene un significado profundo si no se toma consigo misma, en un acto de reflexión y soledad; que un vino necesita ser acompañado, y que un cigarrillo puede brindarle una breve fantasía, que las letras de la poesía merecen ser recitadas aun cuando se deteste a los personajes que conforman el público.

Conoce el resentimiento, sabe que hay personas que hirieron en el pasado y serán la felicidad de quien ella quiera, sabe que perdonar será fundamental para su tranquilidad interior, que debe confiar en las personas, que hay individuos que merecen una segunda oportunidad, que quizá todos la merecen, sabe también que los niños y los borrachos dicen mentiras, que un infante prevenido no delatará los engaños de los adultos. Y que el ebrio dilatará en su memoria los hechos que esté narrando.

Entiende que el amor y el sexo son diferentes, que pueden odiarse y necesitarse más que nada, anhela alguna fantasía y deseo, pero sabe así mismo que más que necesitarse entre ellos, necesitan de la confianza, confianza en ellos más que en el otro; las ganas son solo cuento, “es que querer es poder” se dice siempre que piensa en ello, pero el miedo a ser juzgada le impide revelar a la sociedad su tranquilidad, su ausencia de tabú…Tendrá que elegir bien a sus amistades, a su(s) pareja(s), no será fácil encontrar a quien no le disgusten las espinas que trae dicha rosa.

Y dice que esa es la rosa; porque las margaritas son para deshojarlas sin mirar, sabe que llegarán hombres a su vida, querrá utilizarles, aventurarse con ellos, aprender, le atrae el conocimiento, el aprendizaje, sabe de la posible complicidad y un complemento que puede nacer, y no le preocupa nada el sentimiento de culpa por jugar con ellos ni romper su ego…Ego, porque algunos hombres ya no tienen corazón.

Esa es Joha.

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