lunes, 16 de junio de 2014

4 años


Decía que una de las frases con más cliché que existían pero que podían ser verdad era “El tiempo lo cura todo”, porque así suele suceder… Porque eso suele ser lo que necesitamos muchas veces; tiempo con nosotros mismos, tiempo para que las experiencias vengan, tiempo de paz, tiempo para reír, para comer y para llorar, tiempo para pensar, tiempo para ser, tiempo para aprender, tiempo para aprehender, tiempo para extrañar, y tiempo para valorar… Valorar lo que el tiempo y el viento se llevaron.



Tiempo para entender que hay viajes sin regreso que todos debemos emprender, que cuando partimos hacía la luz recibimos alas, y una vez recibidas no hay vuelta atrás, que dejaste tras de ti tu vida, tus enseñanzas, tu ilusión, tus sueños, tu orgullo y tus hijos.

Tiempo para reflexionar sobre los cambios que has tenido, porque el tiempo nunca viene solo, y aunque solo te sientas tú con el paso del tiempo, has de entender que la soledad de las ausencias se agazapa en los abrazos y las palabras de los pasajeros que te acompañan en tu viaje.

Tiempo para cerrar tus ojos, citar a tu mejor versión y agradecerle por haberte permitido llegar hasta aquí, también para disculparte por los errores que cometiste, y para perdonarle por fallarte a ti mismo las veces que lo hiciste; para prometerle que buscarás su sonrisa, y que lucharás por su felicidad.

Tiempo para comprender que tus seres queridos morirán cuando menos lo esperes, y que el arrepentimiento ocasionado por su partida te acompañará como un souvenir en el equipaje de tu alma, en el cual la nostalgia danzará con total libertad a cada instante.

Tiempo para apropiarnos del mensaje de esa persona visto desde otra perspectiva, para conectarnos y comprender sus sentimientos, para valorar las enseñanzas que nos transmitió, las ilusiones que nos brindó, la tranquilidad con la que día a día nos permitió vivir, para entender los motivos de su felicidad, para imaginar cuál era su inspiración…Para llorar por ignorar todo mientras vivía.

Tiempo para corregir el rumbo, para dar un paso al frente y continuar con tu batalla personal, para saber que el pasado siempre estará frente a ti, para sentirte orgulloso por ser tu motor y tu impulso, para honrarle y respetarle, para vivirle y sentirle, para llegar cada vez más lejos…Para seguir caminando.

Tiempo para sonreír irónicamente por su ausencia en la celebración de los triunfos que siempre espero y exigió que tuvieras; para dedicarle tus palabras de agradecimiento al viento confiando en que ese buen mensajero sea capaz de transmitirlas y expresarlas con tus emociones.



Tiempo…Tiempo para que el tiempo sea tiempo; aunque pasen 4 años y sigas esperándolo.

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