jueves, 18 de octubre de 2012

Karaoke


"El otro día fui a cantar ‘Amiga mía’ de Alejandro Sanz a un bar, al final todos aplaudieron porque yo por fin había dejado de gritar".



Tal cual
Aún recuerdo la cara de mi profesor de Inglés II en la universidad cuando canté frente a el ‘Save Me – Remy zero’ (Intro de Smallville, la serie que narraba la historia de Clark Kent antes de ser Superman), estoy seguro de que me puso 4.0 por compasión, lo gracioso fue que solo canté la mitad de la canción…Si, ¿Por qué más habría sido?

Es que mi inglés nunca ha sido el mejor, cuando tengo que exponer en la universidad sufro si debo decir algo como: “Según el estudio realizado en la universidad de Cambridge”, porque termino diciendo: “Según el estudio realizado en la universidad de CANBRAICH” ¿O se dice CAMBRICH?...No sé.

Y mejor no saber lo que pasa con el japonés, ¡ay el japonés! Lo único que uno puede terminar tarareando es la parte de la canción que está en inglés  (…) 

Por eso me dedico sólo a ‘cantar’ en español, y digo ‘cantar’ porque en realidad mi complejo de rockstar se apodera de mi, con decirles que el otro día me salió un chichón en la frente por andar cabeceando con los ojos cerrados, me golpee contra la pared, y sólo me faltó llorar, también, por andar cabeceando, quedé en ridículo frente a un amigo borracho de mi mamá, que me pilló como loco con una canción de Panda, (Las cosas de no tener puerta en mi habitación), en su borrachera, sólo pudo imitarme, como para no burlarse de mi, se le agradece, no como a los del bar a donde el otro día fui a cantar ‘Amiga mía’ de Alejandro Sanz, al final todos aplaudieron porque yo por fin había dejado de gritar.

No me culpen, siempre me he ‘apasionado’ al cantar, como el día que termine arrodillado en un videoconcierto de varios clubes de fans, ahh si, tan bonito, al final gritamos más que los otros,  o el día que prácticamente terminé haciendo un streptease con ‘Amante bandido’ en el colegio; era un niño…No tenía orgullo. Pero me la montaron el resto del año por eso, no volví a moverme más.

Un día intenté tocar guitarra, no duraba 1 hora y ya tenía como 2 ampollas, me pasé a la flauta y resulta que los únicos dedos que me coordinan son los pulgares (El toque gamer que no me abandona) así que terminé con una organeta, y sólo ahí me convencí, que definitivamente mi mano izquierda no coordina con nada… Me tocó cantar ¿Qué más?

Y no querido lector, mis rodillas no coordinan, tampoco bailó, sólo canto.

Así que aquí estoy, pensando cuando vuelvo al bar, a ver si esta vez aplauden de verdad.

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