martes, 15 de marzo de 2016

Camila (Parte 1)


Es sábado en la mañana; envía un mensaje por celular a su amiga Carolina, alisa frente al espejo ese mechón rebelde que siempre asoma antes del mediodía, -Check- dice al ver que la batería de su video consola está completa; revisa en las páginas de su agenda la rutina del día y va a la cocina a pegar una nota en el refrigerador y servir comida a su gato, aprovecha para robar un par de fresas de las que utilizarán para el postre de la noche.

Enciende su MP3 y acomoda sus cascos, suena “Ultraligero” su canción favorita de esa banda de pop española llamada Pol 3.14 y que conoció gracias a que le dedicaron una canción, se despide a gritos desde la puerta de su gato y baja las escaleras del edificio de dos en dos.

Al tomar el transporte su cabeza y sus hombros se mueven al ritmo del Rock de los 80’s. Hay un asiento disponible, pero sabe que si estará sentada 4 horas en un aula es preferible ir de pie ahora. Observa por la ventana cómo bajo la leve lluvia se mueve la gente, van y vienen, mirando al suelo, cargando bolsas, hablando por celular, ignorando por completo la mirada de Camila, que imagina qué vida llevará cada uno. No debe esforzarse mucho al ver al tipo con corbata que lleva un sobre de manila: Es un desesperado más buscando una oferta laboral.

Antes de entrar a clase debe pasar por su casillero, en el que al abrirlo encuentra una pequeña chocolatina con una nota de una palabra dejada por un anónimo: “Guapa”.   La canción que se reproduce en ese momento es de un grupo que se ha separado el año anterior y habla de un hombre tan egocéntrico y seguro de si mismo que asegura que nadie se compara a él.


Las coincidencias existen –piensa- y mira que no soy inalcanzable, ¿cuántos mundos perdidos por miedo a conocer?, algún día sabré quién es este personaje.


Carolina la está esperando en el aula mordiendo la punta de su lápiz mientras le da mil vueltas al retrato imaginario que está dibujando, con esa insatisfacción del artista que quiere perfeccionar su obra.  Son los zapatos querida – Es la observación que hace Camila – Si pretendes dibujar a una chica de Nashville debes entender que ellas llevarán botas de cowboy, no zapatos de escritora Neoyorquina  de 63 años. Le besa la mejilla, se sienta a su lado mientras el profesor de Marketing Digital revisa que todos los grupos de trabajo hayan enviado los mailings solicitados para su clase.

Si algo he de reconocer de Camila, es su capacidad de realizar cualquier Fatality en Mortal Kombat mientras escucha los detalles del último proyecto de diseño en el que trabaja Carolina. 

Ha finalizado la clase, Camila y Carolina saben lo que significa eso: Les espera una noche de comida chatarra y karaoke, así que pasan por sus casilleros, dejan sus agendas y van rumbo a casa de Caro… La noche y lo demás, queda para un siguiente escrito.

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